sábado, 7 de julio de 2007

Shuf

Guau guau!


¿Dónde están los pedazos de los ladridos?

¿Dónde quedaron los tumores, esos trocitos en el ojito que se nos levantaban, esas costras rojas que sacábamos de nuestro cuerpo para volver a sangrar?



Me desvisto de forma paciente... el frío no es capaz de congelar el cuerpo ni el corazón. Palabras falsas que han sonado una y otra vez como ecos en los recuerdos que tampoco son capaces de levantar mi piel. No hay nada en su interior, no hay que tomarles el peso y dejarlos volar...

¿Así de fácil? Sí, así lo es.

Como cuando tomábamos trozos de pasto y los lanzábamos al aire... al felicidad más bella que toda aquella?


Y ahora... estoy sembrando el pastito, regándolo todos los días... el invierno es largo (rico para tomar sopita de espárragos, para apapacharse con quien uno quiere, para ver películas fomes y descansar en sesiones inmensas de besos) pero no tan cruel como para que dejar que ningún árbol de sus frutos.



A propósito.

Ya comenzó a florecer, de rojo.